El gorila blanco irrumpió en su vida de forma casual. Un guineano llevó la cría arrebatada de junto al cadáver de su madre en un saco al centro que el Zoo de Barcelona poseía en Ikunde y ofreció vendérsela a Sabater Pi, que trabajaba allí. El naturalista se dio cuenta en seguida de que se trataba de un ejemplar único, pero también de que estaba en muy mal estado. Pagó a la baja -15.000 pesetas de entonces- por el gorilita blanco sin darse cuenta de que ese rescate, que libró al bicho del puchero fang, uniría inexorablemente sus vidas.
"Copito era un gorila tonto; como las personas, hay gorilas listos y tontos, y él era de los tontos pero aun asi ha tenido una buena vida, mejor que la de muchos humanos", comento Sabater tras la muerte del gorila.
Muchas gracias por las imágenes.Conocía los cuadernos
ResponderEliminarhttp://www.4ojos.com/blog/?p=2834
pero ignoraba que estuvieran expuestos. Un motivo más para volver a Barcelona